Practicando el Crossover

Formarán parte de esta historia los personajes Rick y Morty, protagonistas de la serie ficcional ''Rick y Morty'', y a su vez aparecerá el sabio y conocido Maestro, del programa televisivo francés ''Erase una vez... el cuerpo humano''.

Una tarde cualquiera, el científico loco Rick va caminando por la calle en busca de nuevas ideas para sus atrevidos experimentos, cuando de pronto se encuentra a un anciano mendigo que está sufriendo una crisis de epilepsia alcohólica. Rick se simpatiza con el señor al ser él también un alcohólico empedernido, así que decide llevárselo a su laboratorio para ver qué pruebas pueden hacer que se cure, contando por supuesto con la ayuda de Morty.

Al llegar a casa, Rick entra corriendo en busca de su ingenuo nieto,al que al encontrarlo le dice:
-Morty necesito hablar contigo.

-¿Qqqqué pasa Rick? ¿Está todo bien?

-En el laboratorio te lo cuento, corre... ¡venga!

-Ya voy, ¿qué está pasando?

-Me he encontrado a este borracho en la calle, está muy grave y necesita tu ayuda.

-¿Pero y yo que pinto aquí?

-Necesito que contactes con el viejo Maestro para ver que pasa, algo falla y no tenemos tiempo.

Dicho esto, Morty no tiene tiempo apenas para reflexionar lo dicho, porque Rick ha reducido increíblemente su tamaño metiéndolo en un microchip con un micrófono para poder comunicarse mientras viaja por el cuerpo del vagabundo.
-¡Rick esta me la vas a pagar! No vuelvo a hacerte caso en la vida.

-Sí sí, ahora busca a Maestro para preguntar que es todo este ajetreo.

Morty, asustado, comienza a caminar por la traquea. Todo está oscuro y el ambiente da una sensación de malestar... algo malo se cuece ahí dentro. Después de un tiempo, encuentra en la zona de los pulmones unas personitas de color rojo que se dirigen hacia él.
-¿Quienes sois vosotros?

-Somos glóbulos rojos, ¿qué necesitas? Pareces perdido.

-Estoy buscando a Maestro, ¿sabéis dónde está?

-Estaba dando lecciones por el corazón, ahí seguro que lo encuentras.

-Gr-gracias.

Poco después, Morty encuentra al sabio reagrupando a misteriosas criaturas, que parecían muy apresuradas.
-Hola jovencillo, ¿qué estás haciendo por aquí? Espero que estés libre de virus porque estamos hasta arriba de problemas.- Preguntó Maestro.

-Hola Maestro, este es mi nieto Morty, que le he mandado porque he visto a este hombre tirado en la calle y no tenía buena pinta.- Explica Rick desde el micrófono de Morty.

-H-hola, no quiero dar problemas así que si eso ya me voy yendo...- Balbucea el joven.

-¡Cállate Morty! Tú y tus cosas de niño estúpido.

-Lo cierto es que necesitamos ayuda, creemos que hay un problema en el hígado, parece que alguno de los controladores de toxinas se ha revelado y tenemos un descontrol enorme.

-Vamos, que alguno os ha querido joder y la está pagando con el mendigo.

-Rick por favor...- Responde Morty indignado.

-Sígueme jovencito.- Maestro le señala amistosamente para guiarle.

Los dos continúan su camino por el cuerpo humano... Por el momento todo parece estable, aunque bastante deteriorado por el alcohol y el paso de los años. Rick iba contando tonterías por el camino, mientras Maestro enseñaba la función de cada lugar por el que pasaban.

Todo estaba tranquilo, hasta que llegaron al interior del hígado. Las paredes habían cambiado totalmente de color, ahora eran verdes y segregaban un líquido viscoso, que a medida que avanzaban se iba concentrando hasta formar un lago. ¿Sería bilis?.
La vesícula empezó a temblar cada vez más intensamente, como si algo se estuviese acercando... Los tres confusos, Rick intentando localizar el problema desde fuera, Maestro perplejo, y Morty lo que se dice ''cagado de miedo''.
De pronto, el aparente temblor que tenían las paredes es un temblorcillo de nada en comparación con lo que se les está viniendo encima. Ahora es un terremoto en toda regla en el que las paredes se están derrumbando y el río amarillo comienza a tener oleaje. Repentinamente, aparece un asqueroso monstruo amarillento con enormes zarpas en sus narices. Esa era la razón de los tembleques... Los pasos de este bicho inmenso que busca apoderarse del cuerpo del mendigo.
Maestro está por desmayarse, y Morty tampoco se encuentra en la postura de controlar la situación.
-De aquí no salimos. Es el monstruo de la Cirrosis Hepática y está sediento de sangre humana. Afirma Maestro.

-Más bien sediento de alcohol, porque vaya racha lleva.

-Dios Rick, tu siempre tan oportuno. ¡Averigua cómo sacarnos de aquí!- Exclama Morty.

-Me temo que vamos a tener que matarlo, pero yo ya estoy muy mayor y el ejército de glóbulos se ha debilitado demasiado. No sé qué podemos hacer.- Responde el anciano un tanto frustrado.

-¡Rick dile a mi madre que la quiero y que ha sido todo culpa tuya!

-Calla Morty, hay que pensar así que cierra la boca y deja a los mayores... ¡Ya sé! Si no podemos con armas lo mataremos con alcohol.- Sugiere Rick muy convencido.

-¿Pero cómo vamos a emborracharlo?- Pregunta Morty.

-Acabo de crear una sustancia alcohólica que mezclada con la bilis es una bebida corrosiva. Pero Morty, esto vas a tener que hacerlo tú. Tienes que subirte a la espalda del monstruo mientras Maestro le distrae y así meterle la botella en la boca.

-Creo que voy a vomitar...- El pobre Morty no sabe dónde se ha metido.

Y segundos después, recibieron la botella del abuelo Rick, que mezclaron con la pegajosa bilis. A decir verdad, no tenía muy buen aspecto, por no decir que era sumamente repugnante.
Morty muerto de miedo, se subió por las patas de la criatura sin que esta se diese cuenta.
Mientras tanto, el anciano Maestro recitaba todos sus conocimientos sobre el cuerpo humano a la vez que hacía un pequeño bailecito para entretener al monstruo. De esta forma, Morty consiguió meterle de una vez la botella entre los afilados y babosos dientes. Acto seguido, el espantoso bicho comenzó a gritar y a desintegrarse hasta convertirse en una parte más del lago amarillento.

-¡Lo hemos conseguido Rick!

-Dame un abrazo jovencito, como recompensa te daré algunas clases sobre el cuerpo humano.- Maestro abraza amistosamente a Morty y le da unas palmaditas en la espalda.

-No lo has hecho nada mal Morty. Hemos conseguido salvar al pobre mendigo de una vez, espero que no le de más a la bebida.

-Muchas gracias por ayudarme en esta misión, ya se van notando los años... Yo seguiré por aquí dirigiendo a mis pequeñas tropas así que ya sabéis donde estoy si me necesitáis.

-Hasta pronto amigo. Venga Morty, tu madre ya te está echando en falta que es la hora de comer.

-Me debes una muy gorda abuelo, ya no vuelvo a acompañarte más en tus experimentos.

Y así termina una de las muchas aventuras que llevan a cabo tanto Rick y Morty como Maestro. ¿Quién sabe si se reencontrarán algún día?









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